lunes, 24 de julio de 2017

El autor frente a su obra

Buenas queridos lectores, hoy vengo a traeros un pequeño artículo de opinión sobre un tema del que discutí de forma acalorada el pasado fin de semana. Todo surgió cuando una persona a la que llamaremos X dijo que jamás leería la obra de Mario Vargas Llosa y Javier Marías porque según él, su forma de ser y opiniones políticas le producían una fuerte repulsa (estoy adecentando los términos usados). Por ponerles un poco en contexto decir que el escritor peruano ha llevado a cabo constantes ataques hacía el partido político Podemos usando el argumentario sobre Venezuela, mientras que el célebre escritor y columnista de El País ha sido centro de la polémica debido a sus discrepancias sobre ciertos movimientos de la sociedad (como una parte del feminismo).

En este artículo, no pretendo entrar a debate sobre si ambos autores tienen o no razón, pues para eso ya esta cada uno con sus circunstancias; lo que pretendo mostrarles es la respuesta que le dí a la afirmación que X hizo, afirmación que de entrada diré que estuvo más basada en una inusitada ostentación de la ignorancia que en un proceso de reflexión que mereciera la pena. Durante la discusión (no merecía ser llamada debate) yo defendí la postura de que es obligatorio y necesario separar el ámbito personal del autor de la valoración que hagamos de su obra, pues cuando vamos a escuchar una canción, leer un libro o ver una película no vamos a tomarnos unas cañas ni a volvernos el mejor amigo del artista que las haya realizado, simplemente vamos a consumir una forma de cultura, y la calidad de esta última no tiene una relación directa con lo buena o mala gente que pueda llegar a ser su autor. Por poner ejemplos claros, todos conocemos la fama de machista de la que mi paisano Picasso hacía gala, pero eso no mi impide reconocerle como el pintor más influyente del pasado siglo y posiblemente de la historia, lo mismo me ocurre con el antes mencionado Vargas Llosa, yo a nivel personal estoy en las antípodas ideológicas de ese señor, pero eso no me condiciona para decir que La ciudad y los perros o La fiesta del chivo son dos novelas absolutamente imprescindibles para cualquier amante de la literatura. Esto mismo ocurre con personas que se jactan de no ver una película de Luis Buñuel o de Charles Chaplin únicamente porque sus autores defendían una postura ideológica diferente a la suya.

Esta tendencia a tachar a una persona de enemigo acérrimo única y exclusivamente porque va en contra de tus opiniones en un momento puntual, hasta tal punto de que renuncies no solo a reconocer  el valor de su obra, sino a darle un oportunidad a su labor como profesional se debe desde mi punto de vista a esa especie de juzgado de lo social que entre todos hemos instaurado y que permite a una sociedad enrabietada (no sin motivos) juzgar la vida entera de una persona por un solo momento de supuesta "flaqueza", y lo que es peor aun, sin ni siquiera haber cruzado tres palabras con ella.

A modo de conclusión y transgrediendo el tema inicial de este artículo, solo me queda decir que les ruego a ustedes que se alejen de los dogmatismos que tan de moda se han puesto hoy, pido que escapemos del conmigo o contra mí, pues si no cesamos en tan absurdo empeño nos estaremos perdiendo un mundo repleto de maravillosas creaciones y experiencias que al fin y al cabo son la que nos forjan como seres humanos. Con esto no pretendo defender una supuesta renuncia a la ideología de cada uno, ni tampoco pretendo alabar, desde mi punto de vista, la absurda ola de centrismo "buenrollista" que asola a Europa y que parece proponer una suerte de neutralidad política y cultural. Lo único que pretendo es que la gente observe al arte y a la cultura como algo vivo y abierto no como una forma de reafirmarse en su ideología. Por favor viajen a otros espacios aunque no estén de acuerdo con ellos o aunque se sientan incómodos visitándolos, pues incluso allí encontraran no solo conceptos o ideas interesantes, sino que igual hasta somos capaces de hallar lugares comunes que permitan una reconciliación entre los numerosos bandos que tristemente hoy conforman nuestra sociedad.

8 comentarios:

  1. Y no hablasteis de la Preysler???
    Me gustó mucho esta entrada.
    Un saludo

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    1. Eso hubiera sido abrir la caja de Pandora XD, me alegro de que te guste, pues me apetecía hablar de otras cosas en el blog.

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  2. Si tuviéramos que dejar de leer, visionar o escuchar obras por la ideología de sus autores no disfrutaríamos de muchas buenas obras y desde luego nuestra cultura sería paupérrima a nivel general.
    La cosa la veo así ¿antes de leer un libro estudiamos en profundidad al autor para saber si sus ideales son similares a los nuestros? ¿de cada miembro de un grupo de música?¿y de un director de cine o de cada individuo que pasa por la producción?
    No soy amigo de ninguno de los que mencionas, de hecho prefiero callarme mi opinión personal sobre lo que opino de las declaraciones que nos llegan a los que no los conocemos personalmente (que luego habría que ver si son como se nos muestra o no), pero su obra tiene que hablar por si misma. Lo que está claro es que en una obra que se haga apología, por poner un ejemplo extremo, del racismo pues no voy a comulgar personalmente con ella y la pondré en la lista negra de lecturas personales en ese aspecto.

    Mi preguntas son ¿sus obras son manifiestos que contaminan más que aportan? En la balanza de cosas buenas/profesionales/originales Vs cosas opiniones/ideologías que creemos deplorables ¿hacia donde se decanta la balanza?

    Siempre he creído que Bukowski no es un ejemplo a seguir para nadie, y que sus ideas y manera de entender la vida se alejan de todo lo que debería ser admirable, pero me encantan sus obras y estas son como son en parte por las circunstancias que rodeaban a este señor.

    Buena entrada.

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    1. Concuerdo en gran medida con lo que dices, pues creo que hoy en dia parece que por el hecho de ver/leer una obra ya perece que has de comulgar con todo lo que esta proponga, y esto es para mi un problema del concepto que la gente tiene de la cultura o el arte, pues mucha gente ve la lectura como un método de reafirmarse en su mundo y no como un método de aprender del mundo.

      Hablando del tema de los extremos yo diré que es incluso bueno leerlos para asi poder analizarlos mejor y tratar de aprender de donde vienen y como combatirlos. Un ejemplo personal de esto último, yo he leido muchos ensayos defensores del ultra liberalismo económico y del individualismo social (Milton Friedman o Ayn Rand entre otros) a pesar de que detesto en profundidad su ideología. Pero estas lecturas me sirvieron para poder tratar de entender mejor el como piensan mis "rivales" además de servirme como un proceso de reflexión de mi propia ideología.

      pd: mil gracias por el comentario, gusta mucho poder hablar de temas tan interesantes.

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    2. Uno de los problemas de los idelistas extremos es que tienden a pensar que leer y entender es lo mismo que comulgar. Yo puedo leer y entender perfectamente (o no, eso ya depende del tema y como se presente) un ensayo sobre las bases del fascismo y no comulgar con la ideología para nada y de hecho recomiendo a cualquier persona que tenga un poco de inquietud cultural, social e histórica que intente leer, visionar y escuchar de todo, pues da perspectiva, y de hecho hace que nuestras creencias no estén basadas sólo en discursos de otros que suenan muy bien (por ejemplo, que conozco a más de uno así).
      De todas maneras esto ya es un tema que da para cientos de páginas de reflexión profunda y no me quiero extender mucho.

      Y si, a mi también me gusta poder comentar estos temas y más cuando sabes que en vez de un exaltado que cree que dar tu versión de algo o tu opinión es ofender sus ideales, te encuentras con alguien dispuesto a razonar ;).

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    3. Es que estas conversaciones son para tenerlas cerveza en mano, que se disfrutan mucho más XD.

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    4. En cuanto has dicho Cerveza te has ganado mi corazón de por vida.XD

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    5. ajajaja una Alhambra 1925 y se arreglan todos los males del mundo.

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